jueves, 21 noviembre 2024
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Comunidades griegas y diáspora

Información General - Historia

El primer griego del que se tiene noticia en Chile fue el cretense Juan Martín de Candia, quien llegó al país en 1540 con el Conquistador don Pedro de Valdivia. Establecido como encomendero en La Imperial y Chillán, casó con dama de origen hispánico, tuvo cuatro prósperos varones y vivió hasta los 90 años de edad. Hacia 1565 se contabilizaban 21 Griegos en el país, y en los años y siglos siguientes fueron arribando otros más, entre ellos los que participaron en el Combate Naval de Iquique y en la Batalla de Dolores, cuyos nombres se conmemoran en la historia nacional de Chile.

Pero la emigración numéricamente significativa de Griegos ocurre entre 1880 y 1924, período de sucesivas guerras en la región de los Balcanes y en Asia Menor, poblada durante milenios por los Helenos, arrolladoramente expulsados de ahí por el movimiento nacionalista neoturco, acontecimientos a los que se agrega la crisis del comercio internacional de la pasa, lo que afectó sobremanera a la población agrícola del Peloponeso.

De los Griegos que emigraron a Chile en ese período y los años subsiguientes, el núcleo mayoritario de ellos se radicó en Antofagasta, dedicándose a trabajar en la horticultura, algunas artesanías, como aguateros, en el comercio minorista y mayorista, en la industria panificadora y en la lechería, la cual llegaron a monopolizar, por lo que ya en 1924 en esa ciudad se decía que “los Griegos nos dieron las verduras, el pan y la leche”.

Desde esa capital de la provincia, algunos probaron suerte en la minería de la zona hasta Taltal, y otros se dispersaron por las salitreras, Pampa Unión y los diversos centros urbanos del Norte Grande y la actual Primera Region, como Arica y Segunda Región, como Tocopilla y Mejillones.

La inserción de los griegos en la comunidad chilena se llevó a efecto con la naturalidad de quienes comparten sentimientos, valores y similares rasgos psicológicos y de sociabilidad, expresándose en uniones familiares y variadas formas de colaboración. “Los miembros de la colonia griega son hombres sobrios de costumbres intachables; ellos saben comprendernos, se asimilan a nuestras costumbres, quieren con sinceridad al país que los cobija y respetan nuestras leyes” (E. Gajardo G. y E. Rodríguez R., Álbum de Tarapacá y Antofagasta, Imp. Macfarlane, 1924).



Actualizado 30.03.16